Curiosidades

Sentido del tacto y su influencia en nuestras relaciones personales

Este sentido nos permite percibir cualidades de los objetos y medios como la temperatura, presión, textura y dureza. ¿Te preguntaste alguna vez cómo funciona?

En nuestro cuerpo tenemos unos 5 millones de receptores por debajo de la piel. Estos receptores cuando sientes dolor, calor o presión envían señales eléctricas a las neuronas y luego estas lo transmiten hacia el cerebro.

Su función principal es proteger el cuerpo enviando estímulos para que el cerebro reaccione adecuadamente.

Las sensaciones son percibidas en su mayoría por los corpúsculos que son receptores encerrados en cápsulas de tejido en la epidermis, dermis e hipodermis (capas de la piel). Es por esto que es importante cuidar la piel con productos dedicados a su cuidado, principalmente con productos a base de aguacate.

Existen 3 tipos de sensaciones que son percibidas por el tacto:

  • Sensibilidad protopática: responde al dolor, frío o calor extremo.
  • Sensibilidad epicrítica: permite apreciar estímulos de poca intensidad.
  • Sensibilidad termoalgésica: vinculada con la temperatura y el dolor.

¿Cómo influye el tacto en nuestras relaciones sociales?

Cuando nacemos el tacto es el primer sentido que entra en funcionamiento. Este sentido es la forma de comunicación más primitiva y básica.

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Como dicen los Beatles en su canción… “cuando siento algo, quiero tomarte la mano”. El tacto es muy importante en la relación con tus pares siendo una forma directa y espontánea de expresar emociones y sentimientos.

Diferentes estudios demuestran que si una persona no recibe caricias de sus padres durante su infancia, tendrá más probabilidades de tener dificultades para dar o recibir afecto.

Seguramente alguna vez necesitaste un abrazo o que alguien tome de tu mano para sentirte mejor. El sentido del tacto nos ayuda y motiva a crear afectos con otras personas.

Flora Davis, autora del libro “La comunicación no verbal”, sostiene que “el acto de tocar puede comunicar más amor en cinco segundos que las palabras en cinco minutos. Abrazar a alguien que ha tenido un mal día puede ser más curativo y reconfortante que todas las palabras que seamos capaces de articular”.